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JOSÉ SEGUÍ. DISEÑOS (1973 – 1983) – Manuel Solá Morales

JOSÉ SEGUÍ
DISEÑOS

(1971 – 1983)

                

DIPUTACIÓN PROVINCIAL Y COLEGIO DE ARQUITECTOS DE MÁLAGA

Sala de Exposiciones de la Diputación Provincial, del 20 de Mayo al 10 de Junio de 1983
JOSÉ SEGUÍ. DISEÑOS (1971 – 1983)
Texto: Manuel Solà-Morales, Arquitecto
(Del Catálogo de la Exposición en la Diputación y Colegio de Arquitectos de Málaga del 20 de mayo al 10 junio de 1983)
La actividad de Pepe Seguí como diseñador, destaca de entrada, por dos notas características, la precisión del tratamiento y la diversidad de objeto. Precisión y diversidad que me parece se hacen mutuamente imprescindibles para componer esa extraña figura de proyectista «avant la lettre» que, sin querer quizá, nuestro hombre acaba siendo.

Una manera de ser proyectista que parece poner en el acto mismo de ejecutar el proyecto, de diseñar, toda la carga del trabajo, por encima incluso de las condiciones de la obra, del objeto, del uso. ¿Cómo si no recorrer en poco tiempo el diseño de muebles, de objetos y prototipos, los proyectos de viviendas y de jardines, los planes urbanos y los trazados a gran escala? No, no es petulancia de universalidad lo que hay detrás de ello, sino deboción a un método simple de proyecto -el diseño, dibujo proyectivo- llevado con tanta fidelidad meticulosa como ausencia de prejuicios.

Hace más de veinte años, en la euforia del vanguardismo post-CIAM, la famosa oficina BBPR milanesa acuñó la frase que Rogers, su cabeza, descrbiía como arco de su actividad: «Di un cucciaio a una città». Era el optimismo -ingenuo e incluso tendecioso lo vemos hoy- del diseño total, de la innovación que se justifica a sí misma, del diseñador como demiurgo social, redentor de la industria, del ama de casa, del constructor, del ciudadano. Hoy no podemos seguir aceptado la validez profesional de aquel postulado.

La seriedad profesional está en los métodos, y los del diseño industrial poco tienen que ver con los de la arquitectura, ni éstos con los del diseño cívico, o con los del interiorismo, o con los del paisajismo, o con los de la proyección urbana. Nada más claro en la experiencia moderna, que la importancia relativa de las diferentes escalas de diseño como definidora de tipos de proyectos independientes, insustituibles. Hoy hemos de decir, bien claro, que no hay que dejarse engañar por quien pretende dibujar una cuchara del mismo modo que una ciudad, como si de Cargo-Iberia se tratara, anunciando trasportar desde un alfileres a un elefante.
Y sin embargo….

Cuando vemos como el cabezal de una cama se aprece al trazado de un ensanche no podemos decir que no haya en ello un interés extraordinario. Porque el que se parezcan no quiere decir que hayan sido diseñado igual, sino que pueden reconocerse los caminos y análisis propios de cada uno de ellos. Pero, no obstante, hay una constacia de forma, una unidad de expresión que los hace, efectivamente, hijos de una misma mano.

Como si unas mismas reglas del gusto geométrico llevaran a resolver siempre del mismo modo una esquina, una subdivisión, un perímetro. No hubiese sido nunca así en el BBPR, donde cada problema hubiera encontrado respuesta expresamente distintas, pero aquí estamos en lo contrario. Lo que hace el trabajo de Seguí moderno y peligroso no es la unidad del diseño, sino la unidad de las formas. Demasiado peligroso… ¡demasiado moderno!

Cuando vemos como un elemento esencia,mente plano, un reloj de pared se convierte en un volumen vacío, igual que el ático de un bloque de viviendas o que el porche de una calle, empezamos a reconocer que es la preferencia por ciertos valores formales (la transparencia, la articulación en aristas de un cubo, la inexpresión del material, etc.) lo que está marcando el trabajo con cierta independiencia del objeto en cuestión. El gusto por la precisión figurativa, por la reducción del problema a su expresión gráfica, y su desarrollo a partir de ahí en términos estrictamente gráfico, por la reducción del problema a su expresión gráfica, y su desarrollo a partir de ahí en términos estrictamente gráficos, es el común denominador de estos proyectos, y es también lo que, reduciéndola, hace explicable la obra de Seguí. Y creo que es éste, también, el nivel donde mayor prefección y ejemplaridad adquiere.

Se trata de una posicón de arquitectura abstracta. Que, con sus riesgos, tiene la enorme virtud de proponer algo de interés absolutamente actual. Y es que la forma de las cosas y de las casas sí tienen algo en común, precisamente sus problemas de forma. Que las ciudad tambíén tiene su forma, buena o mala, por más que se intente disimularlo. Que, por tanto, las disciplinas de la forma y los profesionales de las mismas, acaban siempre convergiendo en las mismas eternas, graves y abiertas vuestiones. Que la cultura de la forma sí que es universal y alcanza todo el mundo de lo físico.

La consigna de la forma- función, primero, para el diseño de los objetos; las de la forma-estructura, después, para el espacio urbano y arquitectónico; las de la forma-significado y las de la forma-historia han llenado medio sigle de diseño físico. Hoy parece que lleguemos, como en la muestra de Seguí, a una sinopsis; contradictoria, quizá, ecléctica sin vergüenza, pero más sabia y madura en la que el espacio y la forma son reunidos como protagonistas autónomos de todo proyecto.

Pero, claro, un nuevo formalismo es poca cosa, excepto si lo vemos definido desde el ciudad y la precisión, el cariño y el ajuste que precisamente le redime de su generosidad. Por esto, la tesis personal de Seguí es válidad solo para él.

Porque el buen principio, lo descubrimos por el buen final y, entremedio, lo que hay es un camino de esfuerzo y sensibilidad excepcional, más próximo a la entrega del devoto que a la técnica del profesional. Por esto, en trabajos como el suyo, cuenta la marca de fábrica y, como para los buenos alimentos, hay que desconfiar de las imitaciones.

MANUEL DE SOLA MORALES
Arquitecto

Catedrático de Urbanismo de la
Escuela de Arquitectura de Barcelona
1. Diseño de la propuesta del sector «Teatinos» del P.G.O. de Málaga.
2-3. Concurso nacional para la Ordenación de San Francisco el Grande en Madrid. Propuesta tipológica y perspectiva del conjunto (1982)
4. Concurso San Francisco el Grande. Plano de la propuesta.
5. «Teatinos» P.G.O. Málaga (1983) Plano de la propuesta.
6. Cabecero de cama (1981).
5. «Teatinos» P.G.O. Málaga (1983) Plano de la propuesta.
6. Cabecero de cama (1981).
7. Propuesta de escultura urbana para plaza de Agadir (1975), Hormigón y cistal.
8. Reloj de pared (1982)
9-9a. Casa en «Huerta del Prado» (Marbella, 1979).
10. Hamaca (1976).
11. Silla en roble (1980).
12. Reloj de mesa (1977).
13-13a. Silla con respaldo curvo, lacada en negro (1981).
14. Sillón respaldo móvil (1978).
15. Mesa de centro (1973).
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