(Publicación: Diario SUR, 19 de enero de 2021)

Analizar la propuesta del Hotel “Torre del Puerto” con respecto a las referencias circundantes de la Ciudad y su Puerto, requiere una lectura más dinámica que la limitada visión un tanto aislada de la exclusiva intervención del hotel, porque la ciudad se conforma como un paisaje global permanentemente mutante por las continuas transformaciones que se producen a lo largo de su historia que inevitablemente serán siempre inacabados en el tiempo. Es lógico pues, que la gente se posicione libremente ante cualquier cuestión que se le consulte porque forma parte de la legítima expresión personal de cada uno, pero sería también importante exigir el necesario conocimiento que se requiere en la consulta para evitar que ciertos roles grupales se puedan convertir en las únicas vías de influencia de ese pensamiento individual, que no debería apoyarse exclusivamente en la emotividad que intenta generar quien la provoca. No creo que existan soluciones únicas o inamovibles para resolver los conflictos, porque esos inmovilismos pueden llegar a ser irracionales y en muchas ocasiones generar situaciones más irresolubles. Por ello, resulta tan difícil discernir entre lo real y lo falso si no se les exige la verificación de sus argumentos, para que no acabe siendo más creíble lo falso que la propia realidad que requiere una más compleja y rigurosa justificación.

En el caso de la propuesta del Hotel, es difícil no tener en consideración la realidad urbana circundante, sea el conjunto de las treinta y tres torres de La Malagueta que se sitúan colindantes con el Puerto y la Ciudad, o la reciente remodelación portuaria de sus Muelles 1 y 2, y de la Plataforma de Levante con la Estación Marítima de Cruceros y Puerto Deportivo del Real Club Mediterráneo desde donde habría que entender la ubicación de la Torre , o su relación visual con las nuevas zonas industriales del Puerto y Centro Histórico con el mencionado Barrio de la Malagueta situado entre ambos. Todo ello no deja de ser consecuencia de las continuas transformaciones que se han producido a lo largo de los siglos en ese espacio Ciudad-Puerto que percibimos de manera diferente en cada momento de su historia.

En cuanto al proceso administrativo del proyecto ha sido necesariamente largo y minucioso, iniciándose en el año 2015 y con un previsible final que podría producirse para final del año 2021 y comienzo de obras en el 2022, lo cual evidencia los importantes controles del que ha sido objeto. Así pues, no parece que estos posibles siete años de trámites ante todas las administraciones implicadas del país, tanto portuaria, municipal, autonómicas y del gobierno central, con sus respectivas informaciones públicas y numerosas participaciones en el debate del proyecto, pueda ofrecer dudas ante un proceso administrativo tan amplio que posiblemente sea difícil encontrar otro similar para un proyecto de arquitectura, incluyendo las recientes modificaciones impuestas para acercar la solución del proyecto a ese deseado equilibrio entre el conflicto y el consenso.

Sin embargo, no valdrá para nada todo lo expuesto para ciertas plataformas que se seguirán negando toda esta realidad, manipulando la información con imágenes trucadas incluso con otra diferente propuesta que nada tiene que ver con la última modificación presentada, y se pondrá en duda también todos los procesos legales solicitando un procedimiento de consulta popular como alternativa a la legalmente establecida por las normativas urbanísticas vigentes que aportan la seguridad jurídica, y se manifestarán aspectos tan delicados como el hipotético perjuicio al Casco Histórico obviando las torres colindantes de la Malagueta que se ubican de manera descarada en medio de ambos, y se dirá que es un acto especulativo cuando realmente se trata de una concesión que no perderá nunca su propiedad portuaria y pública, y se insistirá en conceptos erróneos de rascacielos cuando se trata de una torre como las que se están construyendo actualmente en la ciudad con alturas similares, …,y se  seguirán exponiendo estas falsas posverdades, como periodísticamente se denominan, sin que algunos medios exijan la necesaria verificación de las mismas para evitar el efecto que se produce en las redes sociales de curanderismo informativo.

Ante este conjunto de continuas confusiones intencionadamente sacadas fuera de sus contextos, resulta más fácil difundirla porque la noticia tiene una importante carga mediática y eso la hace más “sexy”, como un buen amigo experimentado en estas lides me comentaba, y cuando se ancla la noticia como una posverdad mediática no importa ya lo que se diga sobre lo objetivable, y menos aún intentar colocarse en medio de quiénes la generan, porque arrollan sin contemplaciones para que esas opiniones se extiendan y se alejen de la realidad para convertirla primero en una gran cacofonía de voces confusas y más tarde en un espectáculo circense en el que no es posible entrar. Mejor guardar silencio, porque produce más ruido que las palabras que ya no se desean escuchar, y dejar que el tiempo como gran catalizador coloque a cada uno en su sitio en la futura escena de la ciudad, porque en cualquier caso será la culminación de los procesos administrativos los que decidan definitivamente la realización del proyecto.

José Seguí Pérez

Arquitecto